Lentamente me iba dando cuenta de que por mucho que me
tapara los oídos ese tremendo sonido no se apagaba, un millón de voces me
perforaban la cabeza, me mareaban, me confundían, eran muchas voces juntas y no
reconocía a ninguna, caí de rodillas con lagrimas en los ojos intentando que mi
respiración se fuese acompasando pero mi mente seguía gritando, como una loca
le pregunté la viento que era eso que me gritaba mi mente, y el viento me
contestó ‘’ eso que oyes es como un gran huracán que te trastorna, que te
impulsa a vivir, pero si luchas contra el , en lugar de dejarte empujar, tan
pronto será bueno como mortal’’ y después el viento calló. Mas preocupada aún
le pregunté al agua que eran esas voces y el agua me contestó ‘’ esto que oyes
son como las olas del mar, vienen y van, traen cosas y se las llevan, ahogan
pero también quitan la sed, si las aprovechas conocerás todas las cosas que
quieres que se queden y las cosas que se las llevará el mar’’. De rodillas aún
le pregunté gritando a la tierra que eran esas voces y la tierra me contestó ‘’
esas voces, son el eco de tus sentimientos, una fuerza que hace temblar el
suelo , si lo aprovechas podrás adentrarte en las cuevas mas profundas y escuchar
el latido de la vida, si vas en su contra la tierra te devorará. Por último sin
fuerzas ya para nada más le pregunté susurrando al fuego que eran esas voces, y
el fuego me contestó ‘’ esas voces son las que una a una te darán el calor de
la vida, te quitarán el frío de el cuerpo y del alma, pero si no lo aprovechas
todas juntas te abrasarán sin compasión y no te dejarán respirar.
De repente algo me sacudió, estaba tumbada en el suelo
jadeando y con la frente ardiendo, me dolían todos los músculos del cuerpo,
pero sobretodo me dolía el alma, intenté recordar lo que había escuchado en mi ‘’sueño’’
no le encontré ningún significado, pero cuando enfoqué la mirada vi la cara de
una persona que en un principio me resultaba lejana y extraña pero poco a poco
mi mente se fue aclarando y una de las voces habló, era ella una de las cuatro
voces me estaba mirando y sonriendo, con pelo corto, mirada achispada, un poco
triste en el fondo, no pude evitar sonreír, no me lo podía creer, allí estaba
el viento que siempre había impulsado mis alas, allí estaba el huracán que me animaba a superarme, ella
era el viento y ella había contestado, una de las voces se quedó en silencio,
un silencio agradable, no vacío, sino expectante .
Ahora me faltaba averiguar de quien eran las otras tres
voces.
Jenny Lemus Mc Loughlin