visitas al blog

martes, 8 de noviembre de 2011

un cuento mal contado..


Las olas del mar me salpicaban las cara y la ropa y eso era algo que me molestaba, ya que hacía que mi concentración disminuyera. En el mismo lugar en el que me encontraba la sangre de las dos personas muertas estaba ya comenzando a oxidarse lentamente gracias a la sal del agua, pero aún asi era un proceso lento y lo mejor era tirar los cadáveres al agua para que los cangrejos y demás animales marinos acabaran con las pruebas, ayudándome de una enorme pala empujé los cuerpos al agua intentando que no se me mojaran los zapatos.

Me pareció increíble la frialdad con la que acabé con la vida de los dos jóvenes  pero mayor era mi sorpresa al descubrir que no sentía ningún tipo de culpabilidad, supongo que me consolaba saber que esas muertes habían sido necesarias para que otras personas vivieran, todo el mundo es prescindible, nadie es necesario en este mundo o eso es lo que parece, algún cotilleo que otro en las noticias y luego… silencio. Todo eso es lo que quedaría de aquellos dos jóvenes.

Me levanté despacio, miré hacia los dos lados y me fui tranquilamente caminando con una sonrisa en los labios. Ese era mi trabajo, hacer lo que me habían enseñado desde mi nacimiento, la muerte era una parte mas de la vida de las personas y yo era la encargada de cortar esa conexión sin hacer demasiadas preguntas, yo sonreía porque yo era la mejor haciendo este trabajo, sonreí de nuevo y me diriji hacia el laboratorio en el que me habían creado.

2 comentarios: